Los límites en el negocio con un mamarracho (meón).

Antes de saber que quieres conseguir, supongo que sabrás los límites que tienes.

¿Verdad?

  • ¿No querrás que lleguen a comprate tanta gente que no puedas atender?
  • ¿O igual no quieres ni que te contacte un organizador de safaris furtivos?
  • ¿O si?

Bueno, los límites los eliges tu, pero ponlos.

Los vas a necesitar, tanto para clientes como para proveedores.

 

Mira,

en la empresa que han tenido mis padres hasta que se han jubilado, hemos ayudado toda la familia.

Era un taller de mecánica industrial.

 

Cuando estaba en el instituto, con todo mi «divinismo adolescente» es cuando más estaba yo por allí.

No pienses que reparaba excavadoras, que no, pero ayudaba en lo que tocaba.

 

A veces mis padres tenían que salir y lo único que hacía era de recepcionista atolondrada;

 

Bueno, otras me venía arriba y lo hacía mejor que sabía.

 

Uno de esos días, llegó por allí un casi-buen cliente,

imagina, de los que daban mucho trabajo y pagaban bien, pero con algún problemilla con el alcohol que le hacía perder la vergüenza (según con quién) y necesitar un baño.

 

Muy a menudo las dos cosas.

 

Mientras que llegaba mi padre decidió que un buen sitio para evacuar su vejiga era una esquina del taller, pensando que yo no me atrevería a decirle nada.

 

Que atrevida es la ignorancia,

porque antes de que le diera tiempo a bajarse la cremallera yo ya lo había invitado a ir al baño o mejor aún, a su casa, para siempre.

 

El se lo tomó como un ataque personal y me amenazó de todas las maneras que te puedas imaginar.

 

Ni me inmuté;

el se marchó y cuando llegaron mis padres se lo conté.

 

El buen hombre no se dio por vencido y al día siguiente volvío para asegurarse que una niñata como yo no se iba a ir de rositas por semejante humillación.

 

Antes de entrar por la puerta mi padre le obligó a pedirme disculpas o a no volver nunca más por allí.

 

Me pidió disculpas, las acepté y siguió siendo cliente durante más de veinte años.

 

Ni una salida de tono más.

 

¿Crees que es un caso aislado?

 

Pues no.

 

Mira, Facebook nació como red social de estudiantes universitarios de Harvard donde compartían sus vivencias diarias.

 

Todo muy sectario y muy elitista.

 

Como no daba pasta el tema, decidieron abrir la puerta de acceso.

 

Hasta el punto que mira la que tienen montada ahora mismo: 2.271 millones de usuarios activos.

 

¿Crees que ha quitado los límites?

 

Pues no,

tiene unas de las políticas de publicidad más estrictas.

Han flexibilizado la entrada por el bien del negocio, pero los límites siguen estando y se siguen aplicando.

 

Tener claros los límites de tu negocio es un muy buen comienzo para empezar a segmentar y saber a quien quieres atraer con tu publicidad.

 

Sólo hay que pensar y actuar antes de anunciar, ya sabes, para hacer.

 

Por aquí te contaré más detalles.

 

Saludos,

Vero

 

PD: Si tienes claros tus límites,  la forma de encontrar más clientes es con ayuda de publicidad.