La gente hace cosas muy raras y claro, eso complica el trato.
- Dice que le gustan los niños pero les molestan sus hijos.
- Les emociona el campo y viven en ciudades.
- Tienen un negocio y parece que buscan amigos.
Igual juegan al despiste.
A mi me gusta las personas, me gusta estar donde hay gente y sobre todo me gusta relacionarme con personas.
Adoro las ciudades, me desenvuelvo bien en ellas y las disfruto.
Soy una urbanita convencida.
Las experiencias en la naturaleza me gustan entre poco y nada; me pongo nerviosa y me estresa la falta de humanos a mi alrededor.
El resultado es que no visito casi nunca la naturaleza en estado puro y cuando voy lo paso regular tirando a mal:
Soy incapaz de orientarme, me altera el ruido de una hoja y puedo tropezar varias veces seguidas con la senda de una hormiga.
Me da igual montaña que playa virgen. Sólo me convencen si están en fondo de mi pantalla.
Es como soy y no me supone ningún problema, yo me centro en lo que me gusta, en lo que se me da bien y listo.
Ahora bien,
que me gusten las personas no quiere decir que me gusten todas, ni siempre.
Esto es un sistema de garantía, porque relacionarme con muchas personas distintas me garantiza conocer a la más adecuada en cada momento.
Esto que es de cajón, es el mayor dolor de cabeza de los negocios.
Que si pocos clientes, que si tóxicos, que si períodos de sequía….
Eso son excusas, no personas. Las personas son oportunidades.
Esta situación, en Facebook Ads es segmentar pero realmente es saber encontrar con quien quieres relacionarte.
El problema viene cuando no sabes lo que no te gusta, ni por qué y no practicas.
Como yo en el campo.
Una vez que sabes el problema todo tiene solución, siempre se puede aprender y practicar.
Un saludo,
Vero.
PD: Aunque tus posibles clientes estén en plena naturaleza también los podemos encontrar con la publicidad en Facebook Ads -siempre que tengan Internet, claro-.